El incremento del gasto público en Argentina, trasciende los gobiernos y representa una cuarta parte del PBI, potenciando el déficit fiscal que alcanza los 10.660,4 millones de dólares.
En estos últimos años la economía argentina sufre de una inflación crónica grave, generada principalmente por el déficit fiscal. El gasto público debería tener un punto de equilibrio entre los 167 impuestos que pagan sus ciudadanos y el nivel de servicios que reciben en compensación.
En Argentina el gasto primario incluye el pago de salarios a empleados públicos que en volumen han crecido 33% en los últimos 10 años.
El gasto público tiene efectos negativos si no se gestiona adecuadamente. Un gasto excesivo o ineficiente conduce a déficits fiscales crónicos y endeudamiento. Esto tiene consecuencias negativas en el crecimiento económico, inversión privada, inflación y estabilidad financiera del país, dificultando la calidad de vida de los argentinos.