Después de haber afirmado su arribo al país y encuentro con Fernández, el mandatario venezolano canceló sus planes
El origen de su decisión no está, como dijo, en conspiraciones de la “derecha neofascista” o en emboscadas que pudiera sufrir en su paso por Buenos Aires para participar de la 7ma Cumbre de la CELAC. El temor a abordar un avión de Conviasa que lo deposite en la Argentina radica en la causa del Distrito Sur de Nueva York, donde se describen uno por uno los delitos por narcotráfico que pesan sobre él.
A partir de la enumeración detallada de los crímenes que se le imputan, el Departamento de Estado norteamericano emitió un alerta internacional para que se aporte información sobre el paradero del jefe del régimen chavista en caso de que abandone su país, algo que rara vez hace. Estados Unidos está detrás de Maduro y de otros funcionarios como uno de los líderes del Cartel de los Soles, una organización dedicada al narcotráfico que opera en Venezuela. También por sus conexiones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), también dedicadas al tráfico de drogas.
La realidad es que las alarmas se encendieron a partir de la denuncia de Patricia Bullrich, la cual llegó a la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires y comience el seguimiento para detener al líder chavista. Esa información sobre una denuncia en marcha llegó al Palacio de Miraflores en Caracas, donde comenzaron a evaluar el peligro que significaría que el jefe del régimen pisara la capital argentina sin todas las garantías.
Previo a esto, Alberto Fernández se mostraba entusiasmado con la llegada de Maduro: “Está más que invitado”, dijo hace unos días cuando fue consultado sobre la presencia del dictador venezolano en Buenos Aires.